Pegada a la Muralla, la que fue ermita de San Victorián llena de chimineas.
Entre los edificios, La Muralla defensiva del río Arba.
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Hablé de las ::
Murallas de Rivas el día 3 de Diciembre,:: y cuando hice las fotografías, las hice a su vez a una casa que tenía a sus costados, unos importantes contrafuertes de apoyo, todo de piedra. Y fue Carmen Sauras, vecina de esta Plaza de San Victorián y amiga mía desde hace muchos años, quien me informó ampliamente de la historia de la que fue Ermita de este Santo, San Victorián.
Hoy, como estamos ante la fiesta de este Santo Patrón de Rivas, creo oportuno, comentar algunos datos de la historia de esta ermita, que tras muchos años de cumplir esa misión religiosa, dejó de serlo y,
Después de haber sido cuartel de las tropas nacionales en la Guerra de la Independencia, fue adjudicada para habitación de los Párrocos y Regentes de la Iglesia…en veinte de diciembre de mil ochocientos sesenta y seis, por el Sr. Arzobispo, Fray Manuel García Gil.
Solo pasaron veintinueve años, para que la ermita dejara de ser la Ermita de San Victorián.
Un cura joven de 28 años, y 3 años como sacerdote, pues fue nombrado el 22 de marzo de 1892, toma la decisión de vender la Ermita y recibe la autorización del Arzobispado, (para invertir su importe en la terminación de las obras de la casa del Curato), llegando a realizar dicha venta el 6 de Julio de 1895, a D. Dámaso Soteras Abadía, por un importe de 590 Pesetas, ante el Notario de Ejea de los Caballeros, D. Gerónimo Marías Allué.
Las vicisitudes acaecidas posteriormente, habrán sido las normales de cualquier casa del lugar; pero ésta, quedó marcada su historia con esa imagen de ermita, que se mantiene y que la destaca del resto de las casas vecinas a La Muralla de Rivas.
Que sean unas buenas Fiestas 2008 en honor de San Victorián, es mi deseo.
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