Cortado en la montaña por donde bajaban las vagonetas cargadas de Sal
Almacén en Alcalá de Ebro, próximo a la estación del tren de Pedrola.
Las cigüeñas evitaron eliminar la torre metálica
En la «Toponimia de las Cinco Villas», de Marcelino Cortés Valenciano, aparece entre los distintos pueblos que componen esta comarca, el nombre de Remolinos y Pradilla de Ebro, que siguen perteneciendo al Partido Judicial de Ejea de los Caballeros; y aunque ahora pertenecen a la Comarca Alta de la Ribera del Ebro, hubo una época que pertenecieron a la de Cinco Villas como aclara este autor: «Como se refleja en la carta de población de Tauste, otorgada en Alagón el 28 de abril de 1138 por el rey de Aragón Ramiro II y su yerno Ramón Belenguer IV, el actual término de Remolinos formaba parte del municipio de Tauste. Remolinos se desgajó de Tauste a mediados del siglo XII».
Así, la historia confirma que Remolinos perteneció a Cinco Villas y ello me otorga razones para insertarlo en mi blog; pero aunque no perteneciera, ¿cómo no comentar un tema que me apasionó desde muy joven? : «Remolinos y la sal»
Recordemos, que: «Al final de la Edad Media tenemos constancia de la explotación de las minas de remolinos en forma bastante intensa por cuenta de los reyes de la Corona de Aragón, así como de que estas minas disfrutaban el monopolio de abastecer de sal a Zaragoza. Este monopolio se ejercía mediante almacenes dependientes de la corona, los «almudíes». En esa época el principal estaba situado en Remolinos (1880)»
Yo recordaba unas vagonetas colgadas de un cable, que cargadas de sal bajaban de lo alto de la montaña, de la Mina María del Carmen y cruzando campos, caminos y el Ebro, la llevaban, entrando por sus ventanales, hasta un almacen en Cabañas de Ebro, próximo a Pedrola, antes de construirse en 1964 el puente cercano a Alagón y que abrió una importante vía hacia Zaragoza sin tener que usar las barcazas del Ebro.
Hace algún tiempo recorrí ese itinerario, tratando de recordar aquellas vicisitudes de la sal de Remolinos, que antes de usarla personas, animales, industrias y carreteras, había nacido en las entrañas de sus montes. La mina sigue funcionado y las balsas de evaporación, aportan un encanto especial cuando mantienen amontonada su blanca sal. El almacén que la recibía, tan solo es el recuerdo de lo que fue. Una torre metálica con sus poleas metálicas en lo alto y clavada en las aguas del Ebro, manteniendo dos nidos de cigüeñas, es la única que queda de aquel recorrido creado en 1901.
De ello he podido hacer fotografías; pero, ¿Del cable y las vagonetas, quien podía facilitarme unas fotos?
Ha pasado el tiempo sin ningún resultado, hasta que Alfredo Ibañez de Remolinos me facilitó la entrada al Blog «Tiempos pasados», que recientemente habían realizado una exposición de fotos antiguas aportadas por los vecinos de este pueblo… y allí estaban. Por lo tanto, puedo traerlas a mi blog y los datos sobre estas vagonetas: -Cargaban aproximadamente 330 Kl. y mantenían una distancia de unos 80 a 100 m. entre ellas.
Conocer las siete minas de Sal en Remolinos, su historia y sus producciones, es tema para conocerlo a través de las páginas propias de estas actividades.
«El catastro minero del año 1909 recoge 59 minas y 4 demasías, pero solamente se explotaban con cierta intensidad la mina «La Real, por la empresa «Compañía Inglesa Pure Salt Limited», las minas El Angel, El Rallar y El Garbanzo por la sociedad «La Cesarita», la mina «El Balcón» por Teodosio Aznar y la mina «La Veneciana» por Genaro Calvé. Las minas «Artajona», El Gallo» y «Esmeralda» obtenían cantidades insignificantes.
En 1926, se explotaban siete minas de sal en el término de Remolinos: «El Angel», «El Balcón», «La Real», «La Veneciana», «Tomasa», «El Gallo», y «Juan José». En el término de Torres de Berrellén otra más, la denominada «Rectificación a Encarnación». La mina «La Real» pertenecía entonces a la empresa de Estremera y Calve, igual que «El Balcón» y «La Veneciana». La producción va aumentando en esta década progresivamente, mientras tienen lugar un proceso de concentración en el que las pequeñas explotaciones familiares van siendo absorbidas por las empresas grandes.
La década de los 50 transcurre con producciones anuales del orden de las 15.000 toneladas, con las logicas oscilaciones anuales, mientras que se introducen grandes mejoras en las instalaciones. En la mina «La Real» se instala en toda ella alumbrado eléctrico mediante tubos fluorescentes, así como un sistema de plano inclinado con vagonetas de 1 tonelada de capacidad movidas mediante un cabrestante eléctrico (Llamas, 1959). En las dos décadas siguientes se disparará la producción, superando las 100000 toneladas en la década de los 70. Intentado obtener un producto de mayor valor añadido, la empresa «Minersal» estableció en 1974 una planta de secado a vacío para obtener sal de mesa, que funcionó solamente unos cuantos años, hasta 1978″.
Yo me he complacido recordando aquel viejo camino aéreo de la Sal, agradeciendo a Alfredo Ibañez y a las personas que desde el Centro de Mayores de Remolinos, (que muchos de ellos trabajaron en la Mina), llevan adelante el blog «Tiempos pasados», que tanto ayudan a los amantes del recuerdo.
Ver páginas relacionadas y un estraordinario documental.
Torre metálica y la vagoneta. (Faltan fotos)
Sancho Panza, recordando en la Insula Barataria, Alcalá de Ebro.
Vista actual en Remolinos
1 comentario
Buenas tardes…Me llamo Helena Alonso y revisando papeles antiguos he dado con uno en donde se dice que mi abuelo fue propietario de las minas SAN ANTONIO, EL CONDE Y LA FORTUNA, con una sociedad llamada SALINERA ARAGONESA BONVILÁ-ALONSO.
No se si esta información puede serle útil..
Un saludo…