Quiero imaginarme el ajetreo, la alegría incontenible de las gentes de Cinco Villas cuando se acercaban las fechas, ya olvidadas, de la llegada del Ferrocarril Secundario Sádaba- Gallur a nuestros pueblos, un 15 de Mayo de 1915, que trajeron en él al propio Ministro de Fomento Sr. Ugarte Pagés, como se aprecia en la foto que de Heraldo de Aragón de aquellas fechas, guardó mosén Miguel Borraz, párroco de Ejea en aquel momento.
La fecha merece un recuerdo, ya que aquella realidad, tán soñada y esperada, su discutido trazado en las altas esferas de la comarca que propiciaron éxitos para unos y decepción para otros, culminaron con la llegada del tren de vía estrecha a Las Cinco Villas, justo de la otra orilla del Ebro: Gallur.
La llegada a Ejea de los Caballeros, así fue comentada en Heraldo de Aragón: «Al entrar en Egea el espectáculo es indescriptible. Miles de personas esperaban la llegada del Ministro.
El arribo del tren se anuncia con cohetes, volteo de campanas y una traca. La música toca la Marcha Real entre aclamaciones estruendosas.
El Alcalde de Ejea D. Justo Zoco pronuncia expresivas frases de salutación y bienvenida.
En la entrada del pueblo se ha alzado un arco de follaje, con una cariñosa dedicatoria al Sr. Ugarte. En la puerta del templo hay otro arco de follaje y otro a mitad de la calle…dedicado a los Sres. Escoriaza y Ramírez.
Sube el Ministro al salón de sesiones y ante él desfilan las más notables personalidades de la localidad y comisiones de los pueblos interesados en la construcción del adicional Sádaba-Uncastillo.»
Fueron años de explendor para nuestra comarca que el ferrocarril contribuyó a ello, transportando trigos y remolacha principalmente, viajeros madrugadores, que aún teniendo que hacer transbordos o cambios de tren, soñaban con ir a Zaragoza por sus caminos de hierro.
Diferentes circunstancias, lo llevaron a los 55 años de existencia a la inactividad total y un 30 de Junio de 1975, cerró para siempre el «Tren de las Cinco Villas», eliminando todo resto de sus vías, tres de sus cinco estaciones, sus puentes metálicos sobre el Ebro y el Canal Imperial y dejando en el más triste abandono sus diez y nueve casillas, apeaderos y almacenes…
El acontecimiento quedó escrito en los anales de la historia; conocedores y amigos de los ferrocarriles nos han dejado escrito un libro contándonos su historia, efemérides y fotos desde su inauguración lo completan, y nuestros pueblos, no debían dejar en el olvido aquellas brillantes fechas de 1915 y conmemorar aquel acontecimiento, que engalanó nuestras calles, hizo tocar las campanas y lanzar cohetes al llegar las autoridades y empresarios que lo hicieron posible.
Yo al menos, he tratado de recordarlo en mi blog y seguiré sin olvidarlo.
EJEA. De carros y galeras, cargando remolacha en los vagones de tren. (Foto CHE. Década de los 60)